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»Si la hija de un sacerdote comienza a prostituirse, deshonra a su padre y será condenada a morir quemada.

10 »El que sea sumo sacerdote entre sus hermanos, y en cuya cabeza se haya derramado el aceite de la unción, y que haya sido consagrado para llevar puestas las vestiduras, no deberá descubrirse la cabeza ni rasgarse las vestiduras, 11 ni tampoco entrar en donde haya algún cadáver. Ni siquiera por su padre o por su madre se contaminará.

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